Coma despacio y mastique bien. Estos hábitos no sólo permiten apreciar mejor los alimentos sino que le dan tiempo a los mecanismos de saciedad para actuar y, de ese modo, sentirse satisfecho y comer una menor cantidad de alimentos.

Restrinja al máximo el consumo de alcohol. Ya que no sólo aporta una gran cantidad de calorías, sino que no otorga ningún nutriente. El organismo utiliza muy poco alcohol como fuente de energía. Las calorías que aporta pasan a almacenarse, prácticamente en su totalidad, en forma de grasas.

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